Mientras la Attraversiamo va descendiendo hacia la superficie, sus tripulantes ven un interminable vertedero de chatarra, las montañas de metal y basura crean un paisaje de largos cañones y lagos de cieno enfermizo. Montañas de desechos industriales, tecnología obsoleta, pecios de astronaves, y los desperdicios de siglos de fabricación no controlada, eso, y algo más, es Raxus Primero, un planeta sirve como vertedero tóxico industrial. Droides de reciclaje del tamaño de edificios caminan entre las montañas de desperdicios, utilizando enormes garras para alimentar los ardientes hornos de fundición que llevan integrados. Una bruma de gases peligrosos cubre buena parte de la zona, cambiando de color, mientras se van filtrando diferentes productos químicos. De repente, cuatro TIE/LN , muy rápidos y maniobrables, aparecen en los sensores de proximidad.
La tripulación decide no levantar sospechas, no les conviene que la attraversiamo esté entre las naves buscadas por los imperiales, por ello, indican por comunicador que acuden al planeta por asuntos comerciales, solicitando permiso para atracar. No siempre se ha recibido así en Raxus Primero, pero durante la última etapa, el planeta se ha visto sometido a una mayor presión imperial, destinada a evitar que recuperadores se lleven lo que no es suyo. Tratando de erradicar el carroñeo que rodea a los mercados negros. En el espaciopuerto imperial al que fueron escoltados, les fueron entregados unos visados para comerciar, de clase b-21, el cual les permite realizar transacciones de piezas de naves en los diferentes desguaces autorizados del planeta.
Tras deambular por la zona, sólo encuentran callejones sin salida, Kronenberg recurre a Grim, un jawa, que está en deuda con él desde que aclaró un malentendido, sobre un foco de infección, en el que su clan se vio involucrado contra una población de humanos y droides.
Grim logra averiguar que el Carroñero Nocturno no ha aterrizado en ningún puerto imperial y comenta la posibilidad de que se haya dirigido a un puerto clandestino en el que podría haber atracado, situado en el hemisferio sur del planeta, en una zona denominada cabo escorial.
Para no poner más tiempo de por medio, y evitar que Harsol consiga más ventaja entre ellos, deciden salir de la atmósfera con la Attraversiamo, y, acceder por un punto que les permita usar alguna ruta en la que dar esquinazo a los Tie, que suponen, saldrán en su búsqueda en cuanto vuelvan a entrar en el espacio de vuelo del planeta.
Se trataba de un plan arriesgado, pero la attraversiamo no se achanta ante los retos. La tripulación tuvo que trabajar bajo presión, poniendo a prueba a la misma nave, en una persecución entre las inestables montañas de chatarra y el peligroso entorno. Los artilleros, estuvieron finos disparando a las chatarras para ralentizar y acabar con los TIE. Los técnicos, en la cabina de ingeniería, por un lado Zirick seguía estrictos protocolos, mientras soportaba cómo, por otro lado, el caótico modus operanti del jawa les servía de ayuda. El copiloto pudo analizar trayectorias y mejorar los tiros a los artilleros y hacer sugerencias de vuelo al piloto, quien tuvo ante sí una difícil carrera de obstáculos a través del amasijo de chatarra, plástico y metal formado por desguaces y vertederos. Pero lo lograron, pudieron dar esquinazo, causando cinco bajas imperiales, antes de llegar a la ubicación del cabo escorial.
Ante ellos se levantaba una prominente cordillera de basura y chatarra que sobresale del borde de un lago tóxico de cieno marrón amarillento de un kilómetro de longitud. El lago está salpicado de islas destruidas, deslizadores desechados y basura. A lo largo de la orilla, alejados de la cordillera, varios jawas montados en esquifes sacan del lago un droide astromecánico muy corroído. Siguiendo las indicaciones de Grimm, la attraversiamo desciende, hasta la irregular pared formada por chatarra, donde justo se empiezan a mover, en un movimiento de acordeón, plegando la basura hasta dejar ver que se trata de la puerta a los hangares. Unos droides de la época de las guerras clon les hacen señales para atracar la nave. Y, una vez allí, el acceso mediante túneles al mercado negro de Cabo Escorial.
Detalle de Cabo Escorial, fotografía del suplemento "Mas allá del borde Exterior" |
Grimm les comenta que Cabo escorial esta aislado de otras operaciones de contrabando, especialmente ahora, con las medidas de presión del imperio. A parte de invitados que acuden a diferentes puestos de los mercados clandestinos, los únicos visitantes regulares son los diferentes clanes de jawa, que suelen pasar tanto a comprar como a robar objetos. En cuanto al aspecto, pueden comprobar que se trata de una masa de astronaves destruidas, equipo tirado, basura, equipos inutilizados de todo tipo. Entre la chatarra se pueden ver transportes de prácticamente cualquier tipo. Una vez se paran a analizar, les extraña que varias de las naves son o han sido en algún momento propiedad de IsoTech. Concretamente les suenan sus nombres o descripciones por historias de contrabandistas en las que se habla de naves que desaparecen por asaltos de piratas, batallas o lluvias de asteroides.
Investigando, Zirick logra piratear unas frecuencias que le permiten acceso a los planos del espaciopuerto, descubriendo una segunda planta oculta donde ven 3 naves y bodegas selladas. Efectivamente, una de las naves es el carroñero nocturno. Se introducen furtivamente, pero sólo encuentran los restos del droide IT3PO cuya placa de memoria ha sido cambiada y dañada. Al salir de la nave unos droides de seguridad les esperaban para acompañarlos a un lugar donde serian interogados por el allanamiento de la nave. El jawa logra escabullirse y provocar un corte de suministro que deja desactivados los droides. Grimm arranca la cabeza a uno de los droides, le parece un souvenir del que sacar tacada, y Zirick comprueba que es capaz de usar el receptor de frecuencias y los módulos de la cabeza para mapear las ubicaciones de los demas droides.
Tras distintas averiguaciones, logran dar con el rodiano Norta, el que fuera administrador de Isotech en Raxus Primero, antes del bloqueo y apropiación de los imperiales. A causa de lo cual, se ha visto obligado a buscarse la vida alejado del radar imperial. Posee unos ojos cibernéticos que le permiten ver el espectro infrarojo, suele acompañarle un droide médico que continuamente le esta realizando chequeos, y pulverizando un vapor de agua desparasitador. Debido a que Norta es un hipocondríaco. El Rodiano esta acostumbrado a tratar y negociar con contrabandistas y otros individuos de los bajos fondos. Grimm presenta a su acompañante Bothan como una emisaria para abrir nuevos acuerdos comerciales desde los planetas del núcleo, y, entre la cháchara del jawa y el rodiano, éste último comenta que le están reclamando una nave rápida para salir del planeta. Los contrabandistas, sospechando que puede tratarse de Harsol, toman los datos y, a través de Notar, quedan con el humano que necesita una nave, en los hangares del espaciopuerto del Cabo.
Desde el interior de la Attraversiamo, aguardan la llegada del humano al recinto. Zirick había colocado cámaras repartidas por el hangar, con la ayuda de Cratala. Efectivamente, el destino quiso que se tratara de Harsol. Pero no eran los únicos que esperaban la llegada del capitán traidor. De nuevo, aparecen en escena los esbirros del clan Yiyar, que habían rastreado al carroñero nocturno (razón por la cual, Harsol quería desprenderse de la nave) hasta Cabo Escorial. Escondidos en los elevadores de carga, los esbirros del clan dirigieron sus pinzas contra Harsol, y comenzó una nueva trifulca cruzada tras la cual quedó un intenso olor a ozono quemado en el ambiente. La Attraversiamo, dejando tras de sí un reguero de explosiones en el hangar de Cabo Escorial, logra salir de Raxus Primero con Harsol y Cratala. Ponen rumbo a La rueda, donde cerraran el acuerdo para cobrar la recompensa. Durante la travesía Zirick trata de desencriptar la memoria de IT3PO, descubriendo que guarda las ubicaciones de, al menos, una docena de lugares clandestinos, propiedades de testaferros de IsoTech. Propiedades que pueden llevar abandonadas 20 años. Eso, a los contrabandistas, les suena a negocio.
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