El grupo de contrabandistas y mercenarios ha realizado un salto hiperespacial hacia la estación del gremio de sicarios donde Vargas debe dar cuenta del Rathtar capturado que transportan y devolver el Mirlo Inquieto. Oskara decide pilotar una pequeña lanzadera que se hallaba en el Mirlo Inquieto y llevar a una malherida Lylyth a la Comadreja Blanca, su base de operaciones en Nelvaan.
Durante lo que dura el salto - apenas 12 horas-, Nek le describe a R6-T6 la figura del inquisidor. Rememorar su presencia hace estremecerse al trandoshano. R6 identifica uno de los símbolos con Los Profetas del Lado Oscuro, un antiguo culto al lado oscuro fundado por un renegado señor oscuro llamado Darth Millenial, algunos lo consideran una escisión de una facción de la orden de lores Sith. Según las leyendas, los profetas son capaces de ahondar en los posibles resultados de cualquier evento futuro a través del uso del lado oscuro de la fuerza. Gracias a la información que almacenó durante el tiempo que R6 trabajó con el agente de inteligencia Albinus, el droide tiene información sobre cómo el emperador Palpatine convirtió a los profetas en una orden secreta del Imperio, usando sus servicios para él. Según sus datos en Dromund Kaas es donde se encuentra el antiguo templo de la orden.
Al salir del hiperespacio, dirigen el Mirlo Inquieto al Sicario 1, al aterrizar en su hangar ven un par de naves más, y una torreta láser coronando cada puerta de acceso. Tras dejar el manifiesto de carga y tripulación a Latika, son invitados a pasar a la sala comunal donde esperan urdir un plan que les propicie una astronave para volver a la base en Nelvaan.
La sala comunal de el Sicario 1 parece una sala de recreo al uso con sus juegos de azar y apuestas, sus sillones y holopantallas. Unas voces procedentes del pasillo os advierten de la llegada de un grupo de 4 miembros que se hablan con cierta camaradería y pareciendo formar parte de la tripulación
"... inoperante, inepto, absurdo.- afirma un rodhiano mientras entraba.- un poder legislativo inmenso como un Senado, que pierde el tiempo discutiendo resoluciones que una vez dictadas no son capaces de cumplir... ¡Vamos! sigo pensando que con el Senado de la república los contrabandistas teníamos más y mejores trabajos... Pensadlo, su brazo ejecutivo era impotente, sin medios coercitivos suficientes para hacer cumplir la ley, una vez cobrados los impuestos que cada cual se las arregle.
Una segunda conversadora, twilek, decidió interrumpir, y mirando de reojo a los contrabandistas que ocupaban la sala preguntó a su compañero trandoshano.- ¿y tu, Filias?
- Ya lo sabes Neemal, pienso que nuestro trabajo depende de que nos adpatemos. La practica de la esclavitud, que mundos enteros estén en manos de mafiosos, que organizaciones ilegales realicen actos públicos, que coloquen dispositivos en el cuerpo para tenerlos dominados. Todo ello ha existido y existirá bajos cualquier tipo de gobierno, y depende de nosotros, de la capacidad de adaptarnos a las necesidades y demandas del mercado, el que nuestros ingresos continúen.- comento el reptiliano flemático que miraba las holopantallas buscando nuevas recompensas.
Y de nuevo Neemal, la twilek, continuó en su juego de crispar a sus compañeros, e inquirió al humano: ¿Y qué me dices de los Jedi? Aquella orden religiosa tan relacionada con el poder en la era de la República.
- Es cierto.- sopesó el humano.- ¿De qué vivían esos monjes? ¿ De dónde sacaban el dinero para sus edificios? ¿ Quien les pagaba los viajes, su manutención, las naves?
- Y no olvides que tenían su propio sistema educativo.- añadió el Rodhiano.
- Por supuesto, toda alianza religión-estado tiene algo sucio. afirmó el trandoshano.- Afortunadamente el Imperio barrió su influencia y ya son solo leyendas, me alegra que los purgaran.- sentenció mientras terminaba de repasar los créditos de la recompensa.
- Si pero, Fílias, tu vienes de un linaje de cazarrecompensas, ¿dónde vivían mejor los de nuestra clase, entre la corrupción, caos e ineptitud de la República o en el dictatorial, ordenado y opresor Imperio? .- preguntó el humano. Pero Filias ya no entraba a discutir.
¿y esos que quieren instaurar la república? .- dice R6-T6.
Esos son grupos de guerrilla que dicen amar el sistema de la República - dijo decidido el rodhiano, que entiende el idioma binario del droide.- y al final no son mas que gente que vivía como la élite social de aquella época y quiere recuperar su estatus. Al final, los vencedores convierten al vencido en el sinónimo del mal, lo hacen siempre. Y el mundo resultante te obliga a escoger bando, admitámoslo, todos tomamos partido del bando que nos deja hacer nuestro trabajo.
De repente son interrumpidos por una señal sonora que los llama a presentarse en la sala de mando de los montacargas. Al verlos acudir tan rápidamente a la llamada deducen que son miembros de la nave de transporte de prisioneros Kharon CHSV-JAN (se trata de una nave de silueta 5, de las mas pequeña de su clase, con capacidad para transportar a 19 reos y 6 miembros como tripulación.)
Nek y Vargas se apresuran a curiosear qué ha ocurrido, incluso con la intención de aportar ayuda, pero al descubrir como sus jefes, los Sicarios Munroo y Latika, están discutiendo y acabando con las vidas de los tripulantes deciden recular y no inmiscuirse. R6-T6 desde otra perspectiva logra captar cómo preguntan al último tripulante con vida, el rodhiano, sobre la mercancía que llevaban. Según la respuesta del rodhiano son wookies, humanos y twileks que ya tienen compradores en Tatooine, y han sido comprados a muy buen precio a unos piratas que se hacen llamar los Jinetes del Maelstrom. Tras esto, el rodhiano, recibe un disparo en la cabeza. Instante tras el cual, Munroo llama al resto de los sicarios que hay en la estación y organizan en menos de un minuto un asalto a la nave de transporte. R6, tras ser advertido por Vargas sobre las intenciones de sus jefes, trata de establecer contacto con el interior para saber quienes son y ponerles sobre aviso.
Vargas y sus invitados son puestos en la retaguardia del Hangar a la espera de la necesidad o no de refuerzos. Dos Sicarios se ponen el traje espacial y acceden por una escotilla a una pasarela exterior por la que deambulan hasta colocarse sobre el Kharon, una vez situados comienzan a manipular y acceder por el fuselaje hasta lograr tener una cavidad de menos de medio metro cuadrado por la cual introducen una granada de toxinas. Todo ocurre muy rápidamente, pero no lo suficiente como para que nuestros protagonistas no hubieran podido interrumpir la masacre. R6 vuelve a intentar comunicarse, pero con quien esté haciéndolo no dice su nombre y parece ausente.
Un minuto después, los sicarios junto con un R6 "muy servicial" que va alumbrando el avance, se adentran en la nave con máscarillas para filtrar los posibles restos de toxinas que queden. El escenario apesta a muerte, pero el hedor no afecta a la moral de los sicarios, concentrados en encontrar el origen del botín y el punto de fuga. R6 accede a las celdas, sólo 3 de las 19 están aún cerradas, y en su interior más esclavos. Se detienen a observar una de las celdas, en ella yace un wookie sobre el suelo pero lo que observan los sicarios es que parece haber estado manipulando los cables de comunicaciones abriendo el techo de su celda. R6 lo ve claro era Montacca, aquel ex-mercenario retirado que encontró en los pasillos del Princesa Kuari.
Reunidos en la habitación que le alquilan a Vargas por sus servicios en el gremio, le dan vueltas a cómo buscar un transporte. Nek decide ir en busca de Lathika, uno de los dos jefazos, y lo encuentra en la armería mientras está poniendo a punto una pistola lanzadora de electroredes. La destreza que demuestra es equiparable a la sangre fría que despacha el despiadado sicario al dispararle una electrored al trandoshano y revelarle que los han vendido al Imperio, pues valen más como mercancía que cómo recursos. Lo que no esperaba Lathika es que la fortaleza del trandoshano le permitiera soltarse y acabara noqueado por sus garras. Tras lo cual, Nek sale disparado de la armería y corre a avisar de la situación.
La banda formada por Vargas, Nek, Kronemberg y R6-T6 consigue reagruparse en el hangar y toman la nave de transporte de prisioneros, dejando preparadas las torretas láser del hangar para que comiencen a disparar a la estructura. Logran despegar cuando aparecen en pantalla una patrulla de 3 Ties que se han lanzado contra ellos. Las maniobras de los pilotos no acaban de resultar lo suficientemente ágiles como para impedir a los contrabandistas realicen el salto al hiperespacio mientras dejan tras de sí la estela de la estación orbital de los Sicarios explotando.
Nek y Vargas se apresuran a curiosear qué ha ocurrido, incluso con la intención de aportar ayuda, pero al descubrir como sus jefes, los Sicarios Munroo y Latika, están discutiendo y acabando con las vidas de los tripulantes deciden recular y no inmiscuirse. R6-T6 desde otra perspectiva logra captar cómo preguntan al último tripulante con vida, el rodhiano, sobre la mercancía que llevaban. Según la respuesta del rodhiano son wookies, humanos y twileks que ya tienen compradores en Tatooine, y han sido comprados a muy buen precio a unos piratas que se hacen llamar los Jinetes del Maelstrom. Tras esto, el rodhiano, recibe un disparo en la cabeza. Instante tras el cual, Munroo llama al resto de los sicarios que hay en la estación y organizan en menos de un minuto un asalto a la nave de transporte. R6, tras ser advertido por Vargas sobre las intenciones de sus jefes, trata de establecer contacto con el interior para saber quienes son y ponerles sobre aviso.
Un minuto después, los sicarios junto con un R6 "muy servicial" que va alumbrando el avance, se adentran en la nave con máscarillas para filtrar los posibles restos de toxinas que queden. El escenario apesta a muerte, pero el hedor no afecta a la moral de los sicarios, concentrados en encontrar el origen del botín y el punto de fuga. R6 accede a las celdas, sólo 3 de las 19 están aún cerradas, y en su interior más esclavos. Se detienen a observar una de las celdas, en ella yace un wookie sobre el suelo pero lo que observan los sicarios es que parece haber estado manipulando los cables de comunicaciones abriendo el techo de su celda. R6 lo ve claro era Montacca, aquel ex-mercenario retirado que encontró en los pasillos del Princesa Kuari.
Reunidos en la habitación que le alquilan a Vargas por sus servicios en el gremio, le dan vueltas a cómo buscar un transporte. Nek decide ir en busca de Lathika, uno de los dos jefazos, y lo encuentra en la armería mientras está poniendo a punto una pistola lanzadora de electroredes. La destreza que demuestra es equiparable a la sangre fría que despacha el despiadado sicario al dispararle una electrored al trandoshano y revelarle que los han vendido al Imperio, pues valen más como mercancía que cómo recursos. Lo que no esperaba Lathika es que la fortaleza del trandoshano le permitiera soltarse y acabara noqueado por sus garras. Tras lo cual, Nek sale disparado de la armería y corre a avisar de la situación.
La banda formada por Vargas, Nek, Kronemberg y R6-T6 consigue reagruparse en el hangar y toman la nave de transporte de prisioneros, dejando preparadas las torretas láser del hangar para que comiencen a disparar a la estructura. Logran despegar cuando aparecen en pantalla una patrulla de 3 Ties que se han lanzado contra ellos. Las maniobras de los pilotos no acaban de resultar lo suficientemente ágiles como para impedir a los contrabandistas realicen el salto al hiperespacio mientras dejan tras de sí la estela de la estación orbital de los Sicarios explotando.
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