sábado, 8 de diciembre de 2018

La Comadreja Blanca. Ep XL El Templo



Los intrépidos mercenarios se adentran en el templo. Minuciosamente y con cautela avanzan por cada rincón del mismo. Sus antiguas paredes no guardan ninguna historia para los visitantes, sin inscripciones ni marcas que revelen algún dato. En la primera sala comprueban que los cuatro pilares se disponen formando el símbolo de la Sociedad de Brujos Demoníacos.
En las columnas, notan unas hendiduras que forman dibujos de animales, además de unas palancas. Juntos, descifran el puzzle que se presenta en la estancia y gracias a ello se activa algo en el templo que, de momento, provoca que se iluminen los pasillos que llevan a una pasarela en cuyo extremo se eleva un pequeño altar. 

De las runas grabadas en el altar, destacan las que se encuentran en la zona inferior a la izq. que brillan destacando por encima del resto, son pulsadores, de hecho la prueba es que deben escoger una de ellas, la que creen que debe ser la que debería ocupar el espacio vacío del juego que hay sobre estas. Vuelven a trabajar en equipo, se reparten las tareas y toman la decisión de manera consensuada. 

Gran aporte sacado del blog anotaciones de rol de José Valverde.

Al solucionarlo activan unas escaleras y el resto de la iluminación de la cavidad. Comprueban cómo hay otras pasarelas que por algún motivo no han soportado el paso del tiempo, y cada una de ellas se interna en el interior de la montaña ocultando la procedencia de unos inquietantes chasquidos.

Sombra y Erdinguer usan los jetpack y curiosean las cavidades, pero cuando descubren los restos desmembrados de algunas piezas cazadas, y los huesudos restos repartidos por el lugar deciden evitar un posible enfrentamiento. Aunque a Sombra se le descontrola el jetpack y acaba empotrándose con una pared. Afortunadamente, antes de sufrir ningún ataque, y usando una cuerda pues su jetpack quedó averiado, ésta logra llegar a sus compañeros con la ayuda de Zax.


Cuando los mercenarios se encuentran en la parte más inferior de las escaleras, al fondo de la cavidad, se topan con un pórtico que da acceso a una nueva estancia. El perímetro del pórtico está fabricado de algún tipo de mineral blanquecino. y el interior esta formado por toscas y rugosas rocas azuladas. Thrax avanza temerariamente, a solas, por su interior. Mientras una especie de aberraciones quiméricas fruto de unir Anzats y Gen'dai hacen frente a sus compañeros. Estos inquilinos del dungeon son una suerte de especie guardiana que han sido modificados con alquimia hasta tener ligamentos y músculos a plena vista. Tratan de apresar a sus victimas para luego ir comiéndose poco a poco su materia gris.

Internándose en los túneles más inferiores acaban dando esquinazo a sus quiméricos perseguidores haciendo que caigan sobre ellos parte de la estructura superior de la cueva. Continúan por los nuevos pasillos y acaban en una amplia sala en cuyo centro hay una enorme esfera irregular, también del mismo color azul que los minerales del resto de la cueva.

Erdinguer y thrax sufren como se desvanecen sus fuerzas al tocar la esfera. Cómo si reaccionara al estímulo de ambos, la esfera comienza a oscurecerse y a resquebrajarse. se va desmoronando hasta dejar ver bajo ése montón de mineral se encuentra un portal. Destellos anaranjados con rayos morados surgen del pórtico, y a ellos les sigue una siniestra sombra que emerge del portal, cuando descubren de quien se trata, los mercenarios quedan desconcertados, se trata del Ermitaño de Saleucami... y lleva 4 armas místicas. 



Al mismo tiempo que el azulado mineral se va oscureciendo, y con él toda la cueva, los portadores de las armas místicas comienzan a recibir una mejor conexión con sus espíritus... El portal ha abierto una conexión hacia El Mundo entre Mundos, y desde allí, cómo le ocurre a Trinity cuando le cargan un programa para aprender a pilotar en Matrix, reciben de repente el conocimiento necesario sobre los espíritus de las armas, sobre las voluntades de los capitanes de la sociedad de brujos:


LA VERDADERA historia sobre lo que pasó en el Ritual.
AIZEN, EL TENIENTE: Quien dice llamarse Kit-suke es en realidad Ai-zen, en el momento del ritual era el teniente de Genryusai, y traicionó a toda la Sociedad. En la sombra, sin que los brujos se percataran, Aizen aprendió y desarrolló una fuerte conexión con la fuerza, hasta el punto que logró ser capaz de influir en las visiones de los brujos. De este modo fue el quien introdujo la idea de la invasión a la galaxia, y promovió los entresijos del ritual alquímico.
Con la muerte del Supremo Inquisidor, desapareció un peligroso rival para los planes de Aizen, y con la destrucción de Alderaan decidió acelerar los acontecimientos. Gracias al desequilibrio provocado por la destrucción del planeta pudo aprovecharse para insuflar nuevas vidas.
ALMAS HUECAS: Aizen desarrolló almas sintéticas, ausentes de voluntad pero con un objetivo, con un propósito. E introdujo estas almas en el interior de las armas místicas, obstaculizando la conexión con la voluntad de cada uno de los capitanes. Ésas almas sintéticas son llamadas por él como “almas huecas”. Además de superponerse a la voluntad de los capitanes, tienen otro propósito que es servir de elemento de unión para un ritual de fusión.
RITUAL DE FUSIÓN: Es el medio a través del cual Aizen planea hacerse con los poderes de todos los capitanes. Fusionándose con ellos.
EL FÓSIL DEL TEMPLO: el templo es en realidad un gusano fosilizado, no corresponde con ninguna especia catalogada. Ha estado almacenando energía durante eones, los pjs van a servir de sacrificio para culminar el ritual alquímico y despertarlo. Dentro de él no pueden ser detectados por buscadores sensibles a la fuerza.
LOS HUESOS DE HIPATIA: Hipatia fue una de las Brujas de la Sociedad, hermana de la capitana Soi-fon. Y tenia una habilidad única en la Fuerza, podía manipular a los midiclorianos para que abandonaran un espacio, es decir, podía provocar la desconexión con la fuerza. Se llaman así a los huesos porque sirven para evitar que las voluntades de las armas místicas se manifiesten.
Centrados en salir vivos de allí, los mercenarios se coordinan para enfrentarse a los esbirros quiméricos de Aizen.  Thrax y Zax se ensarzan en un duro combate cuerpo a cuerpo con las criaturas surgidas del pórtico dimensional mientras que el resto de sus compañeros se centra en arrebatarle las armas a Aizen. El mandaloriano y su compañero Verpine usan el potencial de sus armas místicas, Zax incluso acaba fusionándose con Ken-pa. De este modo, asalto a asalto van logrando inmovilizar a Aizen, aunque Thrax acaba siendo fuertemente noqueado hasta perder el sentido.



Desprovisto de armas, Aizen comienza a acelerar el ritual para reaimar al Templo, para insuflar de vida al fosilizado gusano, e invoca a un horrendo cienpies  que comienza a deslizarse por la estancia. Sus adversarios pueden sentir cómo ésa criatura se encuentra emanando midiclorianos por todo su ser, de hecho, contemplan atónitos cómo la cueva va desmoronándose, cómo va cambiando el estado sólido de mineral hasta un gelatinoso azulado, todo gracias al trasvase de midiclorianos que esta teniendo lugar.


Erdinger busca una salida, usa una granada en un momento bastante épico, y al encontrarla se percata de aquello que sospechaban sin vacilar, el templo es un ser vivo, ha sido reanimado y en su interior guarda un portal que en las manos equivocadas puede provocar cualquier cosa.

Entre todos, salvo el pobre Zax que permanece incosciente, logran tumbar a Aizen que una vez en el suelo recibe un tiro directo de Thrax y Sombra, aprovecha la cavidad resultante para introducir una granada de defragmentaxción y lanzar a Aizen hacia el interior del pórtico... donde la granada es detonada, expandiendo sus restos.


EPÍLOGO

Logran salir del interior del enorme gusano, y escapar de él. Ya en la nave, antes de abandonar Bunduki, lanzan torpedos que destrozan al enorme gusano. Han terminado con el templo, sepultando la posibilidad de que vuelva a usarse ése portal.

Poco tiempo después, una vez se reúnen con Nara y tienen ya todas las armas juntas (salvo la otra mitad de Genriusai) acuerdan aceptar la petición de estas, las de los capitanes que se encuentran vinculados a ellas, de ser arrojadas contra una estrella para así desaparecer y poder descansar.

Con ésa imagen se aleja la cámara, con las armas místicas desintegrándose mientras suena una melancólica canción, pues saben que ahora viene un merecido descanso.

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